En nuestras
recetas de helados procuramos siempre utilizar ingredientes al alcance de todo
el mundo, pero hay que reconocer que algunos de ellos no son de los que solemos
tener habitualmente en nuestra cocina. Para mayor claridad, veamos cuáles son y
dónde podemos encontrarlos:
Leche en polvo desnatada
Probablemente
es el más “normal” de los ingredientes “raros” en nuestras recetas de helados.
Es un producto fácilmente localizable en cualquier supermercado. Eso sí, es
importante que sea leche en polvo desnatada,
nunca leche en polvo entera. Por una parte, porque las recetas las formulamos
para este tipo de leche, pero es que además nos durará mucho más tiempo
almacenada, pues las grasas de la leche en polvo entera pueden tender a ponerse
rancias con el tiempo.
Lecitina de soja
Es nuestro
emulgente básico, el que utilizamos siempre en nuestros helados, y nunca puede
faltarnos. En realidad, podríamos utilizar otros emulgentes, y de hecho los hay
más efectivos… pero no es tan fácil conseguirlos. Nos decidimos por la lecitina
de soja precisamente porque hoy en día está por todas partes, tras haberse
puesto de moda hace años como producto “sano y natural”, como “complemento
dietético” y “anticolesterol”. En fin, podéis creeros todo esto o no, pero lo
que no hay duda es que es un buen emulgente para las grasas, que nos permitirá
obtener unas texturas óptimas en nuestros helados. Y se encuentra sin
problemas, en diferentes marcas, en las estanterías de productos dietéticos de
los supermercados, o en cualquier herbolario.
Existe tanto
en polvo como granulada, y a nosotros nos vale cualquiera. Yo uso la granulada
simplemente porque es la más extendida y fue la primera que encontré (aún me
dura el primer bote). Dado que las cantidades a usar son mínimas (unos 5
gramos, o una cucharadita colmada, para cada helado), un envase pequeño os
durará años.
Estabilizantes
No son
imprescindibles, salvo en el caso de los sorbetes (helados de base agua, sin
leche ni grasas), pero en ocasiones, según el tipo de helado, nos puede venir
bien añadir una pequeñísima cantidad (2 gramos, media cucharadita) en nuestros
helados, por lo que no viene mal tenerlos.
Podemos usar
diferentes productos como estabilizantes para nuestros helados (ya di
información sobre ello aquí), sirviendo cualquiera de ellos, el que os sea
más fácil de conseguir.
Sobre dónde
encontrarlos… hasta hace poco era muy, muy complicado, y en muchos casos casi
sólo era posible hacerlo por internet, y a veces en formatos demasiado grandes
(a nosotros un botecito de 100 gramos nos durará años) y caros. Pero hoy en día
la cosa ha cambiado bastante: no sólo pueden comprarse por internet botecitos
pequeños a precios razonables, sino que también algunos de ellos están
empezando a verse en las estanterías de los supermercados o en los herbolarios.
Por ejemplo,
el agar-agar ya lo he visto en varios supermercados, en las zonas de productos
para repostería, aunque su precio es algo elevado para lo poco que te venden
(sobrecitos). También en esa misma zona es fácil que encontréis gelatina en
polvo, que aunque es el menos recomendable de los estabilizantes que os sugerí
en su día, también es válido.
Yo uso goma
guar no porque sea el mejor, sino porque fue el que pude encontrar en su
momento, y no me va mal. Ahora parece que se está poniendo de moda como
producto dietético (dicen que adelgaza…) y al parecer ya se puede conseguir en muchos
herbolarios.
Uno de los más
recomendables, según he leído, es la harina de algarroba (o de garrofín, se la
conoce con ambos nombres), que quizás también podáis encontrar en alguna
herboristería. Y, por supuesto, por internet.
En realidad,
los profesionales utilizan distintos estabilizantes para distintos tipos de
helados, o bien mezclas hechas de varios de ellos, pues cada uno aporta
diferentes propiedades. Pero ya digo que, para nuestros helados caseros, estos
productos ni siquiera son imprescindibles, así que no debemos complicarnos la
vida. Si podemos tener alguno de ellos, el que sea, mejor, la textura de
nuestro helado lo agradecerá; y si no, pues tampoco pasa nada (salvo que
queramos hacer sorbetes, porque para eso sí que son imprescindibles).
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